domingo, 30 de octubre de 2011

PRIMAVERA DE LECTURAS llegó también al Penal de Mujeres y Centro del Menor, en Resistencia

Las  internas alojadas en la Unidad Penal del Centro del Menor  –Instituto Correccional de Mujeres del Barrio Don Santiago, en Resistencia- dependiente del Servicio Penitenciario Provincial vivieron  una tarde muy especial con motivo del taller de lectura que realizaron integrantes del Equipo del Plan Provincial de Lectura (Dirección General de Niveles y Modalidades, Subsecretaría de Educación) en articulación con la Dirección de Contexto de Encierro, del Ministerio de Educación de la Provincia del Chaco. 
 El Referente de Plan Lectura Chaco y la asistente social
que forma parte del equipo de la Dirección de Contexto de Encierro,
 ambos del MECCYT
 Facilitar el acceso e incluir a la cultura escrita a las personas privadas de libertad y permitirles aprender, disfrutar y soñar con los libros y la lectura

El día miércoles 26 de octubre, desde las 18,00 a las 19,30 hs, llegamos al Penal de mujeres, en el alejado Barrio Don Santiago, de la Ciudad de Resistencia. Llevamos muchos libros, de todo tipo, géneros y autores; además de muchas ganas de compartir lecturas con estas mujeres que  se alojan allí, por diversas circunstancias.


Luego de la breve presentación, iniciamos la conversación y la lectura en voz alta de los textos que ellas elegían y pedían que se les lea. Así, conocieron a Gustavo Roldán, María Teresa Andrueto, Hugo Mitoire, Ricardo Mariño, entre otros autores. Cada lectura provocaba un interesante intercambio verbal, donde las internas se animaron a relatar historias semejantes a los relatos leídos. Finalmente, pidieron en calidad de préstamos, diversos libros de los leídos en esa ocasión, lo que grafica el interés que generó esta actividad. Solicitaron repetir el taller semanalmente...y se comprometieron a visitar más asiduamente la modesta biblioteca del penal.


CÓMO FUNCIONA EL TALLER DE LECTURA EN LA CÁRCEL?

 En cada encuentro participan entre 6 y 10 internas. Cada una de ellas con una procedencia cultural y judicial diferente. Mujeres jóvenes, adultas, mayores, la mayoría de ellas con una apariencia taciturna, la mirada triste, el andar lento, quizá cauteloso. A la hora del taller, cuando su acompañante entra en el patio, se escuchan algunos gritos llamando “los de lectura”; poco a poco, ellas van llegando a ese rincón, donde se pueden apartar un poco del ruido; cada interna llega con su silla y va ocupando un lugar. Una vez reunidas, empieza la sesión: el libro abre las puertas a las infinitas posibilidades de la imaginación. A medida que giran las manecillas del reloj y cada círculo de tiempo se cierra, los rostros, los ojos, la piel de estas mujeres se ilumina, brilla, y algunas osadas le dan voz a los sentimientos que han florecido durante la lectura. Así una y otra vez, sucede esta sinfonía, este encuentro físico y emotivo, de sentidos, que nos confirma cuán cercanos somos y estamos, y cuán proclives a ser tan bellos como monstruosos alguna vez, pero cuán infinitamente humanos. Este espacio, sin duda, es un espacio más para reencontrarse y enamorarse de la vida, para comprender la condición humana, para saber de justos y justicias, rasgando los muros de la esclavitud con las palabras y el pensamiento, que dejan los buenos libros y la voz  de ese generoso lector, que posibilita la magia de la experiencia literaria.